viernes, 31 de julio de 2020

¡Cuanto hemos cambiado!

EL BANQUETE


Músíca. á la puerta de la casa del tío Zurrias, El pueblo en masa acude á vitorearle, Sale mi hombre con un saco lleno de duros y empieza a repartir á derecha e izquierda; Mil voces. - ¡Viva el tío Zarrias!

- Gracias, ceudadanos, pa esto sirve el dinero, pa dale gusto y dáselo a los demás. El cestero. - Pero ¿es veras de que llevaba usté
medio billete? Medio billete llevaba, porque naide quiso juar conmigo. Lo compré en Zaragoza, vine al pueblo, le ofrecí parte á tóo el que quiso; macuerdo que en un corrinche que había en la plaza se rieron del número, ¡porque era el treinta pelao! Pues, ahí lo tenéis, en el treinta pelao ha caído el premio gordo; los que no quisieron juar se tirarán de los pelos. pues amoláse. Ala, ¿quién quié dineros? - ¡Viva el tío Zarrias!

- ¡Vaya, no hay más, no vaya á ser cosa de que lo dé todo y me quede yo sin nada. No diréis que no mi acordao de vosotros. - ¿A todo el pueblo le ha dao usté? - Verís lo que hi hecho. Lo primero l'hi dao cuarenta duros al cura pa que le haga una fiesta a la Virgen en ación de gracias y veinte pa que dija misas por mi mujer, ya que me dió tan mala vida que, si no se muere, la estozuelo; ahura que tenga sus misas. ¿Está bien hecho u qué? - ¡Muy bien, muy bien! - Después l'hi dao á cada pobre que ha llamao una peseta y un doblero, y a los viejecitos dos pesetas Y. un ocho. - ¡Viva el tío Zarrias!

- Vaya, vaya, a callar, que a mí no me gustan las huevaciones. Por óltimo, les hi perdonao los dineros á todos los vecinos del pueblo que me debían. - Es osté más güeno que el pan. - Too el que da es güeno. No icías eso hace ocho días. - ¿y al ayuntamiento no I'a dao osté nada? - ¿Al ayuntamiento? ¡Oscurantismo porretero le daría yo! ¡Un ayuntamiento que no tiene riñones pa quitar los consumos, que te hace pagar dos riales por un conejo ¡Que les dé su padre! - ¡Tiene razón! - Conque señores, me voy, que el tren pa Zaragoza está ya chuflando. - ¿Y a qué va usté allí? - Pues al banquete. - Ah, es verdá, que tiene usté encargao un banquete. - De viente cubiertos, en la fonda é Europa, aquí tengo el parte, miálo, dise : Banquete veinte cubiertos estará preparado para ocho noche. Llego a las siete y a las ocho estoy sentado á la mesa.

- ¿Y a quién va usted a convidar? ¿Es cosa de política? - A los políticos... oscurantismo porretero les daría yo, anda y que coman polvora, - ¿Pues pa quién es? - Eso a vusotros no se os importa. Vaya, hasta la vuelta, el viernes estaré aquí si no mi muerto. - ¡No lo premita Dios! - Todo el mundo da banquetes y no se pué coger un papel sin leer banquetes. ¡Pues yo tamién, qué moño! ¡Adiós!     ¡Adiós! - Hasta la vuelta. - ¡Viva el tío Zarrias!

El afortunado mortal llega a Zaragoza a las siete y minutos. Va a rezar su salve a la Virgen del Pilar y se encamina poco a poco. a la fonda de Zopetti. La mesa está preparada. En el centro un gran ramo de flores. Veinte cubiertos anchamente colocados. Espléndido aspecto. El tío Zarrias llega, se frota las manos de gusto y y le dice al amo: - A mí me gusta pagar mis cosas antes con antes. ¿Cuánto vale esto? - Como usted no me pidió precio y usted tiene fama de hacer las cosas en grande, le he preparado a usted una gran comida, con vinos superiores, todo de lo mejor. - Bueno, bueno, ¿cuánto hay que dar? - A seis duros cubierto. - Ahí va, el gobierno paga. (Da un billete de mil pesetas). ¿Ha avisado usted a la orquesta? - Sí, 'señor, ya llegan los músicos; abajo en la plaza están. - Bueno. Págales también, y que beban. - Está muy bien.

El tío Zarrias se sienta a la cabecera de la mesa. Los criados encienden todas las luces. - Ala, ya podís sirvir. El amo de la fonda. -    ¿No espera usted a sus convidados? No son más que las ocho. ¿Qué convidaos?  - Pues... los diecinueve. ¿Para quién son los veinte
cubiertos? - ¿Pa quién, moño, han de ser? ¡Pa mí! - ¡Aaah! - Pa eso sirven los dineros, pa dase uno gusto. ¡Yo convidaos¡ ¿Dar de comer á hambrones? Oscurantismo porretero les daría yo  ¡Ala, ala, venga comida, y a los músicos que me toquen la marcha rial, que yo me la pago! ¡Y venga vino!



EUSEBIO BLASCO

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