LA LEYENDA DE
LOS MARES
Si navegáis por los mares del Norte en una noche tempestuosa, las
fuerzas de la Naturaleza, en su batallar hórrido y descomunal, os semejan una
personificación de la vieja mitología escandinava : los Jcetuns, seres
monstruosos, hirsutos y de carácter demoníaco el dios de la escarcha, la
tradición de Rime, que cabalga; sobre nubes de granizo y de truenos; el dios
Hymir, que mira los icebergs montes
de hielo y con un ojo diabólico hace estallar las rocas que comunican el furor embravecido
á las aguas. El trueno es la cólera del dios Tor, y el rayo su maza fulmínea.
Toda la leyenda norsa de un dios Odino, con sus luchas de gigantes,
con sus monstruos enfureciendo ó calmando los elementos, desfila por vuestra imaginación
en las largas horas de una noche tempestuosa por los mares del Norte.
La leyenda heroica vibra, cantando al cimbrear de las jarcias de
vuestro buque. Sólo lo heroico pudo vivir en la mitología de los pueblos
circundados por aquellos mares, y es creíble lo que cuenta Shorro de aquellos reyes
antiguos, «que cercanos á la muerte mandaban» poner su cuerpo dentro de una
nave, y ésta dispuesta» para lanzarla al mar y á toda vela, ardiendo á fuego» lento,
á fin de que, una vez en el mar, el incendio» la envolviese en llamas, y de
aquella manera sepultar» dignamente al héroe anciano, dándole por tumba á Un» tiempo
mismo el firmamento y el Océano.» »Yo me los imagino—dice Carlyle—silenciosos,
con» los labios apretados, desafiando al mar embravecido» con sus monstruos, y
á todos los hombres y á todas» las cosas, ignorando que fuesen especialmente
valientes, verdaderos progenitores de nuestros Blakes y de »nuestros Nelson.»
Dentro de aquellas tempestades que semejan cataclismos vais á perecer.
Mas ¡qué importa perecer!... ¡El crepúsculo de los Dioses, la concepción de
Ragnarock os sirve de consuelo I Todo muere y renace. Oíd el canto del
Voelenpa: los diosefsi y los Foetuns, las fuerzas divinas del Voeluspa: los
dioses y los Joetuns, las fuerzas divinas y las caóticas y brutas se encuentran
al fin en un duelo mortal. Thor y la Serpiente de Mundo se encuentran frente á
frente; la ruina y el estrago han desaparecido; el crepúsculo envuelve la
creación entera. El viejo universo desapareció; pero no importa; no es muerte
final : ha de venir otro nuevo cielo y otra nueva tierra. Un Dios más alto y
supremo y otra justicia más divina tiene que volver á reinar entre los
hombres... Si desaparecéis volveréis á renacer más grandes en la otra vida.
Si no sucumbís en la tormenta y la tormenta pasa y le hicisteis rostro
placentero y sereno, asistís á mi acrecentamiento de vuestro espíritu. A cada
riesgo serenamente corrido gana el alma en intensidad de visión. Sólo al borde
de la muerte se aprende á conocer el sentido de la vida.
La leyenda de los mares del Norte es una leyenda fantástica,
inverosímil, que os haría sonreír desde el sillón de vuestro gabinete. Esa
leyenda templó el alma heroica de los marinos de aquellos mares. Hoy, perdida la
armonía íntima de las cosas, esa leyenda sólo
habla á los corazones heroicos; y con los acentos de la tempestad
armoniza, su lenguaje, que sólo represento en los corazones de marino grandes,
que son capaces de albergar pasiones más tempestuosas que las borrascas del Océano.
No sonriáis incrédulos al oíd relatar fragmentos de la vieja leyenda
norsa de los mares del Norte; por desconocerlos perdimos un día la armada
invencible. El dios Thor hizo sucumbir con su maza una escuadra poderosa
organizada ^en Castilla. Hablad del improvisado almirante Medina Sidonia y
contad á los niños
Tienen nuestros mares de Levante una historia heroica, que ,tocaría en
lo sublime á no tener con exceso ese tinte rojo y sangriento de sus
crepúsculos. Sobre esa superficie de mar azulado que tiene transparencias de
cielo; bajo aquel límpido firmamento de luz reverberante que cubre el
Mediterráneo ; sobre todas las ensenadas y calas de tierra firme que bañan sus aguas
con murmurante y misterioso beso ; sobre cada rincón, sobre cada piedra, en cada
uno de los colgajos de vegetación que asoman á los acantilados de las costas, pudiera
hallarse un recuerdo de historia de corsario, escrita con lágrimas ó con
sangre. Las lágrimas y los sollozos, al condensarse soplados por el impulso de las
cóleras, hubieran podido formar al través de los siglos una brisa fugitiva y
errante, una brisa acre y desoladora. ¡ Quién sabe si ese melancólico ambiente que
os invade al atardecer en estos mares levantinos no es una ¡evaporación de
lágrimas, una impregnación de llanto del pasado que toman los seres y las
cosas.
En esas tardes, mirad el firmamento ; mirad las nubes, semejantes á
sangrientos despojos; ved las cresterías de las rocas, iluminadas con fulgores
de incendio ; el mar toma á vuestros pies un tinte cárdeno y violeta, un
aspecto consternado, y oid, oid entre los guijarros cómo canta una jerga
berberisca, recuento de las horas, de los días, de los años y de los siglos
hazañosos del
pirata.
Por estos mares paseó el cautivo encadenado al banco del remero sus esperanzas
sus anhelos de libertad; fué testigo un día y otro de la matanza de los suyos,
del asalto en aquellas mismas playas de donde le arrancaron. Sobre estos mismos
mares, en noches luminosas y balsámicas, orillando las costas bajo el límpido
fulgor de las estrellas, como flores prensadas en montón, escapaba el aroma de
virginidad de las cautivas y huía un alma con la rápida parábola de mía
estrella fugitiva ó se abría para el infortunio una vida reducida al parpadeo lacrimoso
é indiferente de mi faro á quien asalta la borrasca.
No asomó lo fantástico á estas aguas, pero en ellas se sumergió lo
pasional. La grandeza de los marinos de estos mares fué la grandeza del pirata.
Si en los mares del Norte se aprendió á luchar y á vencer al mar, aquí se
aprendió á luchar y á vencer á los
hombres. El temor de la borrasca empequeñeció ante el temor al
corsario.
Oid atentos la leyenda de estos mares y reconstituid su armonioso
conjunto con los fragmentos. Con cuánto hay de hondura heroica en lo humano,
trazó el destino esta historia, y para que hablen al corazón pasional de los
marinos levantinos se escriben estas páginas. Manso en la apariencia é
impetuoso y temible en la ocasión es este mar de Levante. Así era el corazón de
nuestros corsarios. Sea así el corazón de nuestros marinos venideros. Todo
retoma; y, según el canto Voeluspa, se
muere para renacer en otra existencia superior.
Extracto de Corsarios y piratas (La leyenda del Mediterráneo) de Ricardo Burguete
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