miércoles, 28 de octubre de 2020

ENSEÑANZAS PARA TODAS LAS EPOCAS

LA CODORNIZ Y SUS AMIGOS Alegre cabalgando en su pollino a vender las Verduras a la aldea, marchó al salir el sol un campesino; y pensando ir después a la montaña dejó el pobre cerrada su cabaña. En medio del camino recuerda que colgada á la ventana quedó una codorniz. y pierde el tino, temiendo no la falte el alimento. aunque antes de partir, las provisiones puso el doble de alpiste y cañamoncs. “No, no puede matarla el hambre insana aunque tarde en volver una semana yo mismo por mi mano agua deje en la jaula y rico grano.” En tanto que el labriego así pensaba. la codorniz de júbilo cantaba, dando a las alas del favonio viento gorgojeos que indicaban su contento. Más, rondaba junto a la jaula un jilguerillo, al parecer gran maula, que la guardia con aire cortesano no hacia al prisionero, si no al grano; -hola, amiga, le dijo. su rostro aparentando el rcgocijo y endulzando la voz , ¿estás despacio? ¿Soy digno de acercarme á tu palacio. donde en cárcel dorada vives como una reina aprisionada? ¿se puede llegar a ti un ruin jilguero un grano a mendigar de tu granero? ... ¿Un granito no más? ... Pides muy poco. Acércate; el negarlo es de tacaños, y más quien aquí tiene para un año y metiendo su pico a dos carrillos engullo, de modo que, a ser tripa mayor lo come todo. Trinó el jilguero alegre, y cual reclamo vinieron a bandadas alondras, colorines, cogujadas la codorniz, la tórtola, el chorlito, a dar prueba sin duda de apetito. Y cantándole a coro elogiaban su garbo, su riqueza su voz, sus gracias y su cárcel de oro: de suerte que la pobre hueca y vana echaba el cañamón por la ventana. Asi fue que al ponerse el sol, apenas, merced a tantas lenguas seductoras, le quedaba ya pan para dos horas. ¡No te aflijas amiga, exclamaban los pájaros ... Si vemos que el sustento te falta ... para darte. Alas y picos aun todas tenemos ... Y todas para tí trabajarémos ... hoy siembras tú, Señora, grano rico: Si estás pobre mañana, Nosotras cuidarémos de tu pico. Púsose el sol... Los pájaros volaron, y en árbolcs y huecos se ocultaron. Llegó la nueva aurora, volvió el sol y la tarde, y ya nadie la dice: “Dios te guarde”. ¡Que no hay ni un cañamón! ... ningún amigo de sus penas amargas es testigo. La pobre codorniz padece y llora, y en vano canta y llama, á ver si alguno le da un mísero grano; mas ... ¡ninguno! porquc el que llega allí y revolotea. Al ver e l pobre comedor vacío. Dice: « Ll ora s i quieres, que yo me río.” - El que anhele tener para mañana no tire todo el pan por la ventana. Quien gasta sin medida o desvarío O ve tarde, o temprano Como a la codorniz, faltarle el grano. (Garcés de Marcilla) 1853

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